Cada piano tiene su timbre característico, unos son más cálidos y dulces, otros más cristalinos y metálicos… incluso hablando del mismo modelo, uno no suena igual que otro. La entonación o armonización consiste en el ajuste del timbre, al igual que lo hace un ecualizador en un equipo de sonido.
Un piano debe poder sonar desde suave y dulce hasta fuerte y brillante. Con el uso y el paso del tiempo esta capacidad se va perdiendo. Se debe principalmente a la compactación y desgaste de los macillos, lo que genera normalmente un sonido metálico, pérdida de expresividad y de sonar suave y dulce…
Es el paso final en la puesta a punto de un piano y depende directamente de la afinación, del ajuste mecánico, la forma y acople del macillo a las cuerdas… tareas que siempre se realizarán antes de proceder con la armonización, que normalmente se hace clavando agujas en el macillo para modificar sus puntos de tensión.