Hay varias razones para afinar el piano, principalmente para conseguir una buena educación auditiva y para conservar el instrumento en buen estado a lo largo de los años y así prolongar su vida útil. Un piano afinado regularmente mantendrá su estructura muy próxima a la tensión ideal, lo que disminuye la fatiga de los materiales e incrementa la estabilidad del instrumento, y por tanto, su afinación.
No existen dos pianos que suenen y se afinen exactamente igual, aunque sean de la misma marca y modelo, pues las diferentes piezas que lo componen, sobre todo las de fieltro y madera, varían mínimamente en sus características. Por ello, cada piano tiene una inarmonía diferente, lo que obliga a prescindir de afinadores electrónicos, ya que por muy avanzados que éstos sean no son capaces de diferenciar las diferentes características de cada instrumento y no llegan a todo lo que puede captar el oído humano. Están bien como apoyo, e incluso para subidas de tono bruscas son ideales, pero para lograr sacar el máximo partido al instrumento es necesario afinarlo de forma aural.