La atmósfera ideal para un piano es aquella que carezca de corrientes, con una humedad relativa del 50% y una temperatura ambiente de 5 grados centígrados.
En la vida real estas condiciones son impracticables, pero sí debemos mantener en la estancia una humedad relativa de entre un 45-60% y una temperatura de entre 18 y 22 grados centígrados, así como evitar las corrientes de aire, ya que éstas varían la humedad del instrumento bruscamente.
Si el piano está sometido a una humedad superior al 70% se derivarán problemas relacionados con la hinchazón de la madera provocando desajustes mecánicos, gripaje de ejes, oxidación de partes metálicas, subida del tono de afinación...
Si el piano por el contrario está expuesto a humedades muy bajas, por debajo del 40%, la contracción de la madera es evidente y encontraremos problemas similares que con una humedad alta: desajustes mecánicos, holguras, posibilidad de agrietamiento de la tabla armónica, bajada del tono de afinación...
Cuando las condiciones no son las adecuadas, lo ideal es instalar un sistema de control de humedad específico para el piano, de esta forma le afectará mucho menos el ambiente de la habitación.